La inflación de Estados Unidos respira antes del impacto de los aranceles de Trump

En medio de una creciente incertidumbre económica marcada por su política comercial, Donald Trump recibió un inesperado alivio: la inflación en Estados Unidos cayó en marzo un 0,1%, llevando la tasa interanual al 2,4%, según datos publicados por la Oficina de Estadísticas Laborales. Se trata del primer descenso mensual de precios desde mayo de 2020 y de la menor tasa de inflación de los últimos cuatro años, igualada únicamente por la registrada en septiembre pasado.

La gasolina, factor clave

El principal motor de esta caída fue el abaratamiento de la gasolina, que descendió un notable 6,3% en el mes. Este alivio en los precios, aunque impulsado en parte por el deterioro de las perspectivas económicas globales, permitió a Trump apuntarse una victoria simbólica en un momento crítico. Apenas una hora después de conocerse los datos, el presidente celebró el resultado en su red social Truth: «¡¡¡LA INFLACIÓN HA BAJADO!!!», escribió.

Inflación subyacente también a la baja

Más allá del descenso general, la inflación subyacente —que excluye alimentos y energía— también dio señales positivas. Subió solo un 0,1% en marzo, dejando la tasa interanual en el 2,8%, el nivel más bajo desde marzo de 2021. Factores como la bajada de los precios de billetes aéreos, coches usados, ocio y seguros de automóviles contribuyeron a esta moderación.

Sin embargo, no todos los sectores compartieron esta tendencia. Los alimentos siguieron encareciéndose, con un aumento del 0,4% mensual y un 3% anual. Especialmente preocupante es el caso de los huevos, cuyo precio ha subido un 60,4% en el último año.

Un respiro temporal en un panorama incierto

A pesar de estos datos, los analistas advierten que el descenso de la inflación podría ser efímero. Según Ryan Sweet, economista jefe para Estados Unidos de Oxford Economics, el impacto de los nuevos aranceles apenas comenzaba a reflejarse en los datos de marzo. “La energía fue un lastre considerable para el IPC general en marzo y volverá a serlo en abril, pero el impulso de los aranceles a la inflación está por llegar”, señala.

En marzo ya estaban en vigor aranceles del 20% a las importaciones desde China y del 25% sobre el acero y el aluminio. No obstante, el grueso de los nuevos gravámenes ha empezado a aplicarse en abril, aunque Trump decretó una pausa de 90 días para parte de ellos. Los economistas coinciden en que, eventualmente, estos aranceles se traducirán en mayores precios para los consumidores.


La Reserva Federal, en alerta

La incertidumbre económica también pesa sobre la Reserva Federal. Las actas de su última reunión muestran preocupación por el efecto de los aranceles tanto en el gasto de los consumidores como en las decisiones de inversión empresarial. Varios miembros, incluido el presidente de la Fed de Minneapolis, Neel Kashkari, han advertido que el margen para recortar tipos de interés es ahora más estrecho, incluso si la actividad económica se debilita.

Kashkari resumía así el sentimiento de la Fed: «Dada la importancia de mantener ancladas las expectativas de inflación a largo plazo y el impulso a corto plazo que los aranceles darán a los precios, el listón para recortar los tipos es más alto».

Conclusión

La caída de la inflación ofrece a Trump un respiro político en medio de un entorno económico cada vez más complicado. Sin embargo, la alegría podría ser breve. Con los nuevos aranceles comenzando a impactar y la Reserva Federal mostrando cautela extrema, el desafío de mantener la estabilidad económica promete intensificarse en los próximos meses.

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