¿Qué es el ‘rebote del gato muerto’ y por qué ha sacudido los mercados europeos?

Aunque su nombre parezca sacado de una fábula urbana, el rebote del gato muerto es un fenómeno muy conocido en el mundo financiero. Y el mes pasado, con la volatilidad provocada por la política arancelaria de Donald Trump, este término volvió a aparecer en los titulares. Pero, ¿qué significa exactamente? ¿Y por qué los analistas lo consideran una amenaza para los mercados europeos?

El curioso origen del término

La expresión proviene de un refrán un poco macabro, pero contundente: “Hasta un gato muerto rebota si cae desde muy alto”. En los mercados, se refiere a un repunte temporal de precios tras una fuerte caída, que da la falsa impresión de recuperación antes de que los precios vuelvan a desplomarse. El término fue acuñado por dos periodistas del Financial Times en 1985, durante una recesión bursátil en Malasia y Singapur.

¿Cómo funciona el rebote del gato muerto?

Cuando una tendencia bajista parece frenarse con un alza repentina, muchos inversores creen que el mercado ha tocado fondo y empiezan a comprar, generando un pequeño repunte. Sin embargo, si no hay una mejora real en los fundamentos económicos, este rebote resulta ser solo un espejismo. Al poco tiempo, las ventas se intensifican y los precios retoman su caída.

Este fenómeno puede durar desde unas horas hasta semanas, y a menudo está impulsado por factores psicológicos, especulación, cobertura de posiciones cortas o noticias aparentemente positivas (como treguas comerciales o promesas políticas).



El caso reciente: Europa y la política arancelaria

La entrada en vigor de los nuevos aranceles de Trump —que ha elevado las tasas a China al 125% y afectado a múltiples socios comerciales— generó una oleada de ventas en las bolsas globales. El Ibex 35 cayó más de un 2%, y otras bolsas como París, Fráncfurt y Milán superaron el 3% de pérdidas.

El día anterior, sin embargo, se había producido un aparente repunte, lo que llevó a varios analistas a advertir de un posible rebote del gato muerto. Ese alivio no duró: al día siguiente, el rojo volvió a teñir los paneles europeos.



¿Por qué ocurre?

El rebote suele ser más emocional que racional. Después de una gran caída, los inversores creen que los activos están baratos, lo que genera una reacción de compra. Pero si el trasfondo económico no cambia (inflación, desempleo, recesión, conflicto geopolítico), ese optimismo se desvanece rápidamente.

Y esto es justo lo que ha sucedido tras los movimientos de Trump: pese a una tregua parcial de 90 días, la tensión comercial sigue alta y no hay certezas sobre estabilidad a corto plazo.

¿Cómo puede protegerse un inversor?

Detectar un gato muerto en plena acción no es fácil. Para evitar caer en la trampa de un rebote falso, es clave:

  • Analizar el contexto macroeconómico y no solo el precio.
  • Evitar decisiones impulsivas ante repuntes bruscos.
  • Establecer límites de pérdidas (stop loss).
  • No comprometer grandes cantidades de capital sin respaldo estratégico.

Operar en un entorno volátil requiere experiencia, disciplina y una buena planificación financiera.

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